La crisis de la COVID-19 ha acelerado fuerzas políticas que ya estaban activas en dirección al proteccionismo y aislacionismo a medida que las sociedades se han esforzado por salvar las deficiencias en el funcionamiento normal del comercio mundial y reponerse de la escasez de productos esenciales.
Aunque el movimiento de productos se ha recuperado relativamente con el relajamiento del confinamiento en gran número de países, especialmente China, los volúmenes continúan un 7,3 % por debajo del valor del año anterior . No obstante, es poco probable que el movimiento de personas se recupere hasta los niveles anteriores a la pandemia a corto plazo.
Muchas empresas han sufrido pérdidas debido a los trastornos en sus cadenas de suministros mundiales, y las largas cadenas de suministro lineales propagaron estos trastornos por el mundo en cuestión de días y semanas. En consecuencia, es probable que estas empresas estén considerando opciones para desglobalizar y acortar sus cadenas de suministro, reduciendo el riesgo al traerlas más cerca de sus unidades. Sin embargo, si no se ocupan también de la linealidad de sus cadenas de suministro, el resultado bien podría ser un mayor coste económico y menos beneficios para el medioambiente que los necesarios.
Las limitaciones del mero acortamiento de las cadenas de suministro
Desde luego, acortar las cadenas de suministro reducirá las distancias de transporte para el envío de productos, por lo menos en el caso de los productos de cara al consumidor, por lo general, sin embargo, solo representa una pequeña porción del impacto total de carbono de la cadena de valor. Para las empresas de moda, habitualmente el transporte representa entre un 7 y un 12 % del total de emisiones de carbono de la cadena de valor, para los supermercados representa entre un 3 y un 5 % y para los bienes de consumo duraderos, incluidos los automóviles y los artículos electrónicos, se reduce a entre un 0,5 y un 1,5 % (basado en datos de Carbon Trust).
Por tanto, por sí solas unas cadenas de suministro más cortas no aportarán el tipo de reducciones de emisiones de carbono necesarias para una recuperación con emisiones cero netas.
Además, aunque los esfuerzos por acortar las cadenas de suministro de muchas industrias comúnmente acercarán a los proveedores directos y de segundo nivel, los elementos relacionados con la extracción de materias primas de la cadena de suministro a menudo son sumamente difíciles de cambiar. Estos últimos tienden a depender más de la ubicación, por motivos de clima para la producción agrícola o de reservas para la explotación minera. Este aspecto de la cadena de suministro suele ser el mayor reto para la descarbonización y no puede resolverse acortando la cadena de suministro.
Los datos de Carbon Trust indican que en los sectores de la moda y el automotor alrededor del 80 % de las emisiones de la cadena de suministro de sus insumos se producen más allá de los proveedores directos; para los alimentos y bebidas o la electrónica, esta proporción gira en torno al 65 % más allá de los proveedores directos (y es más elevada para productos intensivos, como la carne y los lácteos). No es posible reducir estos impactos acortando las cadenas de suministro.
Para descarbonizar y acortar las cadenas de suministro, se necesita un cambio fundamental en su estructura; específicamente, debe haber más énfasis en la circularidad. Los modelos de negocio circulares mantienen y retienen el valor de los recursos y productos para minimizar los desechos y maximizar su utilidad. Incluyen una serie de acciones que prolongan la vida útil de los productos (como el reacondicionamiento y la reelaboración); aumentan el valor obtenido de la utilización del producto (como en los modelos de uso compartido o basados en servicios) y recuperan valor de los productos y materiales, convirtiendo el «fin del ciclo de vida útil» en «el final del primer ciclo».
El futuro será circular
Una metodología circular aporta muchos beneficios:
- La circularidad genera más autosuficiencia mientras evita los costes de depender de un proveedor que suponen simplemente la repetición de modelos de cadenas de suministro antiguos pero bien conocidos. La dependencia de un flujo continuado de materias primas vírgenes produce necesariamente la exposición a los mercados de productos básicos y, tras la pandemia de la COVID-19, nuestro mundo probablemente tendrá un grado significativo de volatilidad.
- Puede ayudar a evitar el aumento de los costes para los consumidores que probablemente surgiría al acortar las cadenas de suministro lineales debido al incremento de los costes laborales y de capital en las economías desarrolladas, en comparación con los modelos globalizados actuales.
- Desde una perspectiva económica más amplia, surgen robustas oportunidades de creación de empleo, porque el modelo circular se centra en extraer mayor valor de los recursos, creando nuevas oportunidades en los bucles de materiales y productos que no existen en los modelos lineales, que producen desechos.
- Puede ofrecer una diversificación de flujos de ingresos que dependen menos de la simple venta de productos, creando modelos basados en servicios asociados con la maximización del valor de los recursos.
Un informe reciente de la fundación Ellen Macarthur reveló que las estrategias de la economía circular podrían reducir las «emisiones globales de CO2 de materiales industriales claves en un 40 % o 3700 millones de toneladas en 2050»’ . Como estas estrategias se centran en reducir las pérdidas de valor en los modelos de negocio, la rentabilidad es un factor fundamental y generan menores costes marginales de mitigación que otras opciones comparables de descarbonización.
Al introducir modelos circulares como parte de su recuperación de la COVID-19, las empresas pueden asumir el control de su exposición al riesgo sistémico, recientemente identificada, para transformarse de manera sostenible y resiliente.
En el pasado, un obstáculo significativo a la circularidad ha sido la gran distancia que abarcan muchas cadenas de suministro, es decir que los posibles beneficiarios estaban separados por océanos o continentes. Por eso, la creación de modelos de negocio más circulares debería ser más fácil si las empresas acortan al mismo tiempo sus cadenas de suministro.
Necesitamos identificar nuestras vulnerabilidades
La COVID-19 ha puesto de relieve la necesidad de identificar y abordar el riesgo en muchos negocios, y estas tareas deberían incluir el cambio climático, un riesgo sistémico absolutamente significativo para nuestro planeta y para nosotros. Será sumamente valioso analizar cómo los trastornos se han propagado por las cadenas de suministro durante esta crisis, ya que nos revela con claridad dónde se encuentra la mayor vulnerabilidad sistémica.
Por ejemplo, a principios de la crisis, cuando los confinamientos solo se producían en Asia, observamos la paralización del sector automotriz en Europa debido a que depende de proveedores y modelos de negocio justo a tiempo. Por el lado de la demanda, una reestructuración a gran escala del sector de alimentos y bebidas durante la pandemia generó la necesidad de desechar grandes cantidades de leche en la industria láctea a escala mundial, que afectó a los EE.UU. y Canadá, la UE e India. El desmoronamiento del gasto de consumo durante los confinamientos, especialmente del gasto en artículos duraderos, también puede haber contribuido a ocultar los problemas causados por los trastornos en el suministro.
Si las empresas no pueden adoptar una nueva estructura de cadena de suministro para responder a este riesgo, aún es posible mejorar las cadenas de suministro mediante el aprovechamiento de los nodos influyentes en la red de suministro. Al identificar las zonas de concentración de riesgos y sus causas, los equipos encargados de las compras quizás puedan transformar estas vulnerabilidades en oportunidades. Conocer dónde existen estos bucles de retroalimentación puede permitir un cambio positivo y sostenible de reducción del riesgo, que puede propagarse a través de las redes de las cadenas de suministro, colaborando con el sistema en vez de oponerse a él.
Un enfoque colaborativo
En un modelo de cadenas de suministro circular y más verde, la prosperidad será impulsada por una utilización más eficiente y de mayor valor de los recursos y productos dentro de cada país y región. Esto contrarrestaría el abandono gradual de modelos de comercio globalizados. Estudios del impacto macroeconómico de la economía circular han demostrado que esta reporta un beneficio neto en cuanto a la creación de empleo. A pesar de que uno de los principales sectores que probablemente se verán afectados es el de la extracción de combustibles fósiles, ya se está ejerciendo presión en este sector para que desarrolle estrategias creíbles de transición para participar en un futuro con cero emisiones netas.
Si bien esto debería ayudar a impulsar más conversaciones en torno a una «transición justa» para las naciones y los sectores expuestos, también podría exacerbar la creciente insularidad. Si a esto se suman los paquetes de estímulo económico que se están implementando a conciencia para reiniciar las economías internas en crisis, corremos el riesgo de que unas políticas demasiado introspectivas produzcan una recuperación internacionalmente fragmentada, lo opuesto del tipo de enfoque colaborativo necesario para hacer frente al cambio climático y generar una recuperación global auténticamente verde.
Los modelos circulares se enfocan fundamentalmente en crear valor a partir de los recursos que tenemos y para que sean escalables requieren el compromiso y trabajo en común a lo largo de las cadenas de valor. En este momento en el que la colaboración ha sido clave para responder con éxito a la COVID-19, los modelos circulares pueden ser el instrumento idóneo para garantizar que el cambio sostenible forme parte de la nueva normalidad.
No obstante, las empresas no podrán llevar a cabo este cambio por sí solas y los Gobiernos que están interesados en proyectos de infraestructura listos para recibir inversión deberían apoyar la inversión en la recuperación de desechos y el reciclaje para aprovechar al máximo esta transición hacia un modelo circular.
La economía circular lleva mucho tiempo de retraso debido al arraigo del pensamiento tradicional y el verdadero cambio nunca antes ha sido tan importante como en este momento de dislocación global.