Como resultado, cada vez son más las empresas de todos los ámbitos de la economía que han decidido adoptar una posición de liderazgo respecto al cambio climático, incluso en sectores donde es difícil reducir las emisiones. Las empresas tienen la oportunidad real de diferenciarse ofreciendo productos bajos en carbono.
El sector del cemento es uno de los grandes emisores de carbono de la economía global, pero el objetivo de Cemex, uno de los mayores fabricantes del mundo de este producto, es producir hormigón neutro en carbono de cara a 2050, según anunció Vicente Saisó Alva, director de sostenibilidad de la empresa, en la cumbre Carbon Trust Sustainability.
Tras haber reducido sus emisiones un 22 % desde los niveles de 1990, Cemex se ha fijado recientemente el objetivo de reducir sus emisiones un tercio para 2030. No obstante, para conseguirlo, necesitará utilizar tecnologías como la captura y el almacenamiento de carbono, que actualmente no están disponibles, señala.
El vidrio es otro producto inherentemente alto en carbono, pero la empresa de ventanas Velux ha anunciado que tiene pensado alcanzar la «neutralidad de carbono de por vida» en su 100 aniversario en 2041. No solo reducirá las emisiones futuras, sino que compensará todas sus emisiones desde su creación en 1941 mediante proyectos de conservación forestal, asegura Ingrid Reumert, vicepresidenta de comunicaciones globales, sostenibilidad y asuntos públicos.
La acción climática es un activador estratégico
El liderazgo climático es una cuestión importante incluso para las empresas en las que parece ser un tema periférico, argumenta Uffe Kaare Rasmussen, director sénior de cumplimiento y sostenibilidad de la compañía farmacéutica Lundbeck. Destaca la reducción del 68 % de las emisiones de CO2 que su empresa consiguió entre 2006 y 2019, así como la reducción del 35 % en el consumo de energía. «Nada de esto se ha producido por casualidad. Ha sido un esfuerzo deliberado.
Ha supuesto todo un reto para el sector farmacéutico, ya que tenemos que cumplir muchos estándares de calidad, pero la acción climática es un activador estratégico».
«Trabajamos con muchos gobiernos que han socializado la medicina y que están muy interesados en cómo funcionamos, no solo en la producción de medicamentos, sino también en otros aspectos de nuestras operaciones». Si bien la compañía ha sido capaz de reducir sus emisiones de Alcance 1 y 2 mediante la adquisición de energía renovable, el desafío es lidiar con las emisiones de Alcance 3, porque es algo que la compañía no puede controlar.
La mejora de la calidad de los datos es fundamental, añade. «Mejorar la calidad de los datos sobre emisiones va unido a influir en nuestros socios para que reduzcan las emisiones».
El grupo de telecomunicaciones Safaricom está utilizando los objetivos basados en la ciencia y los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) para ayudarle a implementar sus objetivos de sostenibilidad, y cuando estaba luchando por averiguar cómo sería una vía de 1,5C y cómo conseguirla, acudió a Carbon Trust. «Al ritmo que íbamos, nunca hubiéramos llegado a cero emisiones netas», comenta Karen Basiye, directora de negocio sostenible e impacto social de la empresa. «Tuvimos que cambiar el rumbo. Analizamos cómo invertir en nuestra red».
Esto llevó a la empresa a centrarse en la energía solar, el aumento de la eficiencia energética y las baterías de ciclo profundo que duran ocho horas, con el diésel como último recurso.
Anna Hamnö Wickman, directora del grupo de sostenibilidad de Bonava, la constructora de viviendas cuyos productos están vinculados a un objetivo de 1,5C, afirma que «existe una gran correlación entre los vecindarios felices y los objetivos ecológicos».
Reducir los riesgos de la transición climática
Bonava se ha propuesto reducir sus emisiones a la mitad entre 2018 y 2032 y Hamnö Wickman dijo que los objetivos basados en la ciencia constituyen unos cimientos sólidos para sus ambiciones porque «reducen los riesgos de la transición en la que todos estamos implicados».
Este punto es importante, ya que los inversores son cada vez más exigentes en cuanto a la acción climática. «De verdad podemos decir que las instituciones financieras ahora son un motor», añadió. «Tenemos un marco de financiación verde vinculado al ecoetiquetado de nuestras viviendas que nos ofrece oportunidades financieras más amplias. Cuando emitíamos un bono verde, había un exceso de demanda».
De la misma manera, Cemex anunció recientemente un préstamo vinculado a la sostenibilidad de 3200 millones de dólares, uno de los más grandes del mundo y con el que se compromete a cumplir objetivos en cinco áreas de sostenibilidad a cambio de una tasa de interés más baja. «Es un círculo virtuoso», comenta Saisó Alva. «Es una forma estupenda de ahondar en nuestros compromisos y nos beneficiaremos de una tasa de interés mejor si alcanzamos nuestros umbrales».
Si bien quizá sea demasiado pronto para ver la ventaja competitiva de volverse verde en el sector de la construcción, «esta es la dirección en que avanzará el sector y la normativa durante la próxima década», añade Reumert. «Es un acto de fe, pero creemos que será un diferenciador importante. Creará valor para la empresa y es lo que el planeta necesita».
Pero ¿cómo empiezan las empresas a descarbonizarse? El primer paso es medir su huella, afirma Basiye. «Conocer el estado de cada uno. Fijar objetivos. Comunicar a través de organizaciones como CDP. Establecer un objetivo basado en la ciencia. Desarrollar proyectos de reducción de carbono, analizar la cadena de suministro. Al hacerlo, descubrimos que varios de los productos que se enviaban por avión podían enviarse por barco, por ejemplo. Si no se mide, es imposible saber dónde se hallan las ganancias clave».
Es un ámbito en el que es fundamental trabajar con los demás, señaló Charles Brand, presidente de Tetra Pak Europa y Asia Central. «La colaboración en toda la cadena de valor es fundamental. Las empresas no pueden implementar los cambios necesarios si actúan de forma aislada. Necesitamos que todas las partes interesadas, incluidos los gobiernos, colaboren»
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