¿En qué consistía el reto?
La sensibilización en cuanto al papel que desempeñan los océanos en la salud planetaria y socioeconómica ha aumentado de manera constante desde que, en 2016, las Naciones Unidas anunciaron el nuevo Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 14: «Conservar y utilizar sosteniblemente los océanos, los mares y los recursos marinos para el desarrollo sostenible». Cuando, en 2018, el Banco Mundial lanzó el primer bono azul soberano del mundo con sede en Seychelles, cundió el entusiasmo entre los gobiernos de los países costeros y los pequeños estados insulares en desarrollo por el potencial que tiene la «economía azul» de generar beneficios socioeconómicos y ecológicos.
El Alto Comisionado Británico de Sudáfrica, en nombre del Ministerio de Asuntos Exteriores, Commonwealth y Desarrollo (FCDO, por sus siglas en inglés), quería conocer mejor el potencial de las economías oceánicas en los países de África austral como parte de su apoyo continuo al desarrollo socioeconómico de la región, así como trabajar para alcanzar el ODS 14.
«El Reino Unido es conocido en todo el mundo por su capacidad para favorecer el capital, y la seguridad, en el terreno económico y medioambiental mediante su apoyo a las industrias marítimas. Nos dispusimos a explorar las posibilidades que nos ofrecía la aplicación de esta experiencia en África austral», dijo Tom Liebenberg, Director del Programa Skills for Prosperity, Prosperity Fund Team, África Austral, FCDO.
Con un litoral de 2850 kilómetros, las economías oceánicas de los países de África austral están listas para la expansión; además, la investigación inicial del FCDO había identificado cientos de posibles proyectos marítimos en seis países: Angola, Namibia, Sudáfrica, Madagascar, Mauricio y Mozambique. No obstante, el FCDO pidió una evaluación de actividades y financiación innovadora con el fin de poder identificar los sectores, subsectores y proyectos de economías oceánicas más prometedores para atraer inversiones del sector privado.
Se nos eligió para llevar a cabo esta evaluación por el amplio conocimiento que tenemos de los mecanismos innovadores de financiación ecológica, y por nuestra experiencia en la creación de marcos de análisis, realización de investigaciones exhaustivas, diseño de metodologías y estrategias técnicas y financieras, y participación de las partes implicadas.
¿Cuál fue nuestra contribución?
En la primera fase, realizamos un estudio de las economías oceánicas de seis países de África austral. Se trataba de identificar sectores, subsectores y proyectos con potencial para atraer inversiones sostenibles del sector privado, y de averiguar qué actividades «azules» o sostenibles se estaban llevando a cabo en estos sectores y cómo se financiaban.
Con este análisis y tras una evaluación más exhaustiva de los proyectos, los priorizamos basándonos en su:
- capacidad para atraer financiación privada
- capacidad para actuar como catalizadores de nuevas inversiones por parte del sector privado
- atractivo para los gobiernos anfitriones
Tras nuestra evaluación, llegamos a la conclusión de que las áreas de desarrollo de la economía azul regional común más prometedoras eran las marinas protegidas, la acuicultura y el ecoturismo marino. También concluimos que, a nivel nacional, Sudáfrica había hecho importantes avances en el desarrollo de su economía oceánica, mientras que los demás países analizados apenas comenzaban a avanzar en esta área.
Tras elaborar un perfil de la economía oceánica de cada país, el sector que emergió como el área de mayor y más amplio potencial de crecimiento en numerosas geografías fue la acuicultura, que produce «productos» marinos como crustáceos, pepinos de mar y algas.
Partiendo de esto, realizamos un análisis más exhaustivo de los sectores de la acuicultura en tres países, Namibia, Sudáfrica y Madagascar, que nos dio a conocer las necesidades de mercado del sector, incluidos los principales proyectos e intervenciones en los que la asistencia técnica podría desbloquear la inversión y el crecimiento.
El análisis determinó que Sudáfrica es la más prometedora en cuanto a un desarrollo viable de la economía oceánica, mientras que otros países, como Namibia, con el apoyo adecuado, tienen un potencial significativo a largo plazo. También se llegó a la conclusión de que las economías oceánicas de los seis países estudiados representan entre el 10 y el 15 % del PIB y hay un gran potencial de crecimiento.
¿Cuáles fueron los beneficios?
El proyecto condujo a la elaboración de un informe, Ocean economies in Southern Africa: The State of Play (Economías oceánicas en África austral: situación actual), que, además de arrojar luz sobre las innovaciones financieras recientes, aportó un análisis más exhaustivo de cada país y una descripción general de los actores regionales.
El estudio también identificó áreas en las que el FCDO podría aprovechar las actividades de la región, centrándose en la acuicultura marina. Esta «inmersión» en el sector de la acuicultura proporcionó al FCDO un profundo conocimiento de los desafíos regionales clave en el sector, que condujo a propuestas de solución para abordar las causas subyacentes, además de a una valoración de las intervenciones adecuadas a las que el FCDO debe conceder mayor prioridad.
Comentando el impacto del trabajo, Tom Liebenberg, Director del Programa Skills for Prosperity, Prosperity Fund Team, África del Sur del FCDO, señaló: «Ya habíamos trabajado con Carbon Trust y sabíamos que sería un socio fantástico. Escucharon nuestras ideas iniciales, que abarcan un amplio espacio geográfico, y elaboraron una base de conocimientos plenamente desarrollada sobre dónde y cómo la inversión puede tener el mayor impacto en cada país, para orientar nuestro trabajo futuro».
Debido a que estamos entrando en el Decenio de las Ciencias Oceánicas para el Desarrollo Sostenible (de 2021 a 2030) de las Naciones Unidas, los resultados del proyecto han sido objeto de numerosas conversaciones de alto nivel con departamentos gubernamentales, ONG y agencias de desarrollo a escala mundial. Por ejemplo, el Gobierno de la India ha señalado la importancia de la base de conocimientos para el desarrollo de las regiones del océano Índico Oriental.
En definitiva, los informes han mejorado la capacidad del FCDO y el Alto Comisionado Británico en este campo y, junto con otros estudios relacionados con las economías oceánicas que se han encargado recientemente, ayudarán a orientar las actividades futuras, que aplicarán la experiencia con que cuenta el Reino Unido a las economías marinas en desarrollo.