Reducir la pérdida de alimentos nos beneficia a todos: A la población, a las empresas y al planeta

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Cuando pensamos en los mayores emisores de gases de efecto invernadero, no solemos considerar la pérdida y el desperdicio de alimentos. Sin embargo, un tercio de los alimentos se pierde o se desperdicia durante la cosecha, la producción, la manipulación almacenamiento, el transporte y el consumo. Si la pérdida y el desperdicio de alimentos fueran un país, sería el tercer mayor emisor del mundo, después de Estados Unidos y China.

Esta es una triste realidad, ya que el hambre afecta a uno de cada diez habitantes del mundo. Más allá del costo en sufrimiento humano, la pérdida y el desperdicio de alimentos también representan un costo económico, estimado en 1 billón de dólares según el Instituto de Recursos Mundiales. Y este es solo el costo financiero. Otras consecuencias incluyen el derroche de agua, energía y fertilizantes, pérdidas que no podemos permitirnos sin aumentar innecesariamente la presión sobre la tierra y los recursos naturales. 

Las empresas de los sectores de agricultura, alimentos y bebidas se están enfocando cada vez más en las emisiones más significativas pero indirectas de sus cadenas de valor (emisiones de alcance 3). Sin embargo, a menudo se pasan por alto las pérdidas de alimentos que ocurren en la cadena de suministro. Los informes actuales sobre las emisiones de alcance 3 de las empresas de alimentos y bebidas, por ejemplo, suelen omitir hasta el 15% de las emisiones causadas por la pérdida de alimentos. Esto incluye desperdicios no contabilizados, así como procesos y logística ineficientes.

Las grandes marcas pueden considerar un margen por pérdidas de alimentos en sus cálculos de huella de carbono al elegir factores de emisión que incluyan este valor. No obstante, las implicaciones financieras y ambientales de las pérdidas de alimentos suelen ser desconocidas o no se revelan por separado. Por lo tanto, las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas con las pérdidas de alimentos podrían clasificarse como "emisiones huérfanas", lo que significa que nadie se hace responsable de ellas.

La falta de datos y la incertidumbre en torno a la cuantificación de la pérdida de alimentos obstaculizan el progreso necesario en un problema que afecta a todo el sector. Esto impide que los socios de la cadena de valor agrícola identifiquen intervenciones para minimizar la pérdida de rendimiento, preservar la calidad de los alimentos y enfrentar directamente la pérdida de estos.

Evitar las pérdidas de alimentos aporta beneficios ambientales, mejora la seguridad alimentaria y protege la rentabilidad de la compañia. Sin embargo, si no es posible cuantificarlas, resulta difícil justificar cualquier medida ante el consejo de administración o los inversionistas. Los responsables de la toma de decisiones necesitan datos concretos para fundamentar sus estrategias relativas a la reducción de la pérdida de alimentos y el impacto ambiental y financiero asociado.

Para ayudar a las empresas de toda la cadena agroalimentaria en México a contabilizar la pérdida de alimentos, hemos colaborado con la Corporación Financiera Internacional (IFC) en el desarrollo de una herramienta específica que permite calcular las emisiones de gases de efecto invernadero y los ahorros de costos asociados a la pérdida de alimentos de una organización. Con dicha herramienta, las organizaciones pueden:

  • Obtener rápidamente información sobre la magnitud no sólo de los ahorros de gases de efecto invernadero, sino también de los ahorros financieros derivados de proyectos que abordan la pérdida de alimentos desde su producción hasta la venta minorista.
  • Obtener respuestas rápidas con requisitos mínimos de entrada de datos, superando la habitual falta de datos para evaluar las oportunidades iniciales.
  • Evaluar el impacto potencial de la pérdida de alimentos en su cadena de suministro en términos de huella de carbono, uso de la tierra y resultados financieros.
  • Integrar la seguridad alimentaria y la protección de los recursos en sus estrategias de descarbonización.
  • Conservar más alimentos en circulación mientras se reducen las emisiones y se aumenta la rentabilidad de la compañia.

La herramienta desglosa las emisiones en las distintas fases de la cadena de valor: producción, transporte, almacenamiento, transformación, venta al por menor y desechos. Además, evalúa las tasas de pérdida de alimentos y los factores de emisión de diferentes cultivos y productos de proteína animal en 117 países de diversas regiones del mundo.

Tanto la herramienta como la metodología de cálculo están disponibles en el sitio web del Programa Mundial para la Agricultura y la Seguridad Alimentaria (GAFSP).