Mientras volaba hacia Buenos Aires terminé leyendo casualmente sobre Argentina en un artículo de The Economist en el que se lamentaba el fracaso del país con respecto al aprovechamiento de su potencial. Se centraba en el hecho de que un país rico en productos básicos con abundantes recursos naturales tiene su economía en comparativa decadencia comparativa debido al cortoplacismo y por no haber invertido adecuadamente durante el último siglo. Sin embargo, esta es una situación que se puede revertir con un compromiso con el crecimiento ecológico, que puede impulsar a la Argentina a alcanzar el potencial que demostraba al comienzo del siglo XX.
Emprendí el viaje para pasar una semana por Argentina como orador principal en una Gira sobre el Crecimiento Ecológico, organizada por la Embajada Británica junto con la UIA (Unión Industrial Argentina), el grupo líder de defensa de la industria del país, equivalente a la CBI en el Reino Unido. El objetivo del viaje era compartir algunos de los análisis de Carbon Trust sobre cómo aprovechar las oportunidades económicas y ambientales de laen eficiencia energética y de de los recursos.
La gira, compuesta por tres eventos, comenzó en Buenos Aires en la sede de la UIA, luego siguió en Rosario en un evento realizado por la FISFE (La Federación Industrial de Santa Fe) y terminó en Paraná, provincia de Entre Ríos. A los tres eventos asistieron aproximadamente 200 líderes empresariales así como también representantes gubernamentales estatales y provinciales. Así que mientras compartía las enseñanzas de nuestro trabajo en cuanto a agilizar la transición hacia una economía sustentable con bajas emisiones de carbono en el Reino Unido y en otras partes del mundo, también pude aprender muchas cosas acerca de la situación en Argentina.
Una de las mayores diferencias entre Argentina y otras partes del mundo es que la mayoría de las empresas no están motivadas principalmente por el costo de la energía.
Uno de los mayores desafíos aquí es que la energía es tan barata que muchas veces no hay un motivo financiero inmediato y convincente para invertir en la eficiencia eléctrica y en la reducción del carbono.
Sin embargo, a pesar de esto, las personas que conocí aún tenían un gran entusiasmo por impulsar el crecimiento ecológico. Esto se debe a que las razones para intervenir no están relacionadas con el ahorro de costos sino con la capacidad de sobrevivir y prosperar en un mundo con una población en crecimiento, recursos limitados y un clima cambiante.
Riesgos comerciales
Aunque el costo de la energía no es una preocupación mayor en la actualidad, muchas empresas en Argentina ya están sintiendo el impacto de otras formas. Las industrias pesadas y la agricultura se han visto particularmente afectadas por la falta de agua y existen problemas actuales con la seguridad del suministro de energía y con la infraestructura para el su suministro de energía.
Estos riesgos de los recursos son un problema mayor para las empresas en este momento ya que recientemente ha habido una escasez importante de agua y energía, así como también cortes de energía durante un periodo de calor extremo y alta demanda, lo que provocó protestas públicas. Sin embargo, mientras algunos ven los riesgos a largo plazo de la falta de intervención, parece que las acciones relacionadas con el cambio climático aún no son un asunto importante en la agenda política.
Cabe destacar que las políticas del gobierno no han fomentado el buen comportamiento. Las tasas de los servicios se fijaron y se congelaron luego de la crisis económica que el país enfrentó en 2002 y que aún continúa existiendo en gran medida. Se suspendieron los subsidios para algunos sectores industriales y para los usuarios residenciales más ricos en 2012 pero algunas estimaciones sugieren que el costo de estos subsidios está aumentando considerablemente, lo que le cuesta al gobierno más de 70 mil millones de pesos por año (cerca de £5.4 mil millones).
El otro gran factor mayor que bloquea la toma de acciones para la eficiencia energética es que Argentina tiene la tercera reserva más grande del mundo de gas de esquisto, que podría ponerse en operación en 2015/16. Esto provocó una parálisis parcial en la inversión para reducir la huella de carbono del país ya que muchos consideran que el gas barato y abundante y el petróleo de esquisto serán la solución para una cantidad de problemas relacionados tanto con el suministro de energía como con la economía.
Esto significa que no se ha incentivado al sector de los servicios a que inviertan en una nueva generación, lo que fue uno de los factores que motivaron los cortes recientes.
También es una de las razones por las que el país está tan interesado en la experiencia mundial de Carbon Trust en el desarrollo y en la implementación de programas de eficiencia energética a largo plazo para empresas y para el sector público. Por esa razón esta semana pasé mucho tiempo compartiendo lo que aprendimos durante diez años de haber estado haciendo esto en el Reino Unido así como también lo que experimentamos haciendo lo mismo en economías emergentes como Brasil, Sudáfrica y México.
Aceleración de la tecnología
Muchas organizaciones de la Argentina consideran que el país es inestable económicamente debido a que tienen un sistema insostenible. Se necesita una gran inversión en la infraestructura para el suministro de energía, y también es necesario reducir los costos de la implementación de tecnología de energía renovable y de la eficiencia energética en el país.
Al igual que muchos países de América Latina, Argentina satisface un gran porcentaje de la demanda de electricidad con las tecnologías de energía renovable (especialmente la energía hidráulica que satisface un tercio de la demanda) y existe la posibilidad de aumentarla aun esto más. Además, la región de la Patagonia se considera uno de los mejores lugares del mundo en cuanto al potencial de energía eólica y el costo de la energía solar está disminuyendo rápidamente.
Con las inversiones adecuadas, el desarrollo de un sistema de electricidad con bajas emisiones de carbono es eminentemente posible. Esto le brindaría determinadas ventajas competitivas a los productores y a otros sectores que demandan gran cantidad de electricidad, especialmente en un mundo limitado por el carbono y donde las emisiones tienen un costo cada vez más alto.
Competitividad internacional
La energía no es el único problema para Argentina. Escuché a muchas personas interesadas en el análisis del impacto ambiental de los productos como un medio para ayudar a las empresas a competir en un mercado internacional saturado. Aquí se sabe que esto es muy importante cuando se exporta a Europa; sin embargo, la preocupación por la sustentabilidad está creciendo cada vez más en todo el mundo.
La mayoría de las exportaciones principales del país son agrícolas y la carne encabeza la lista. La producción de carne representa una proporción importante de la huella de carbono del país y la ganadería está en segundo lugar luego de la industria energética como las mayores fuentes de emisiones. También existen otros impactos debido a la deforestación y a los cambios en el uso de la tierra para aumentar el índice de la producción agrícola.
Otra de las oportunidades de crecimiento ecológico a largo plazo para Argentina se encuentra en transformar su industria agrícola para minimizar su impacto ambiental. Si bien la carne y los lácteos son dos de los alimentos con huellas más altas (representan una proporción significativa de las emisiones mundiales y tienen un alto impacto en el uso del agua y de la tierra), la diferencia entre los métodos agrícolas más y menos sustentables puede ser enorme. Por ejemplo, con respecto a la carne vacuna, los predios agrícolas con mejores y peores rendimientos pueden tener una diferencia del 800 % en cuanto a huellas de carbono.
En un mercado mundial de exportación en donde las personas conocen la ética de los alimentos y los asuntos de sustentabilidad existe una ventaja competitiva para los productores que pueden demostrar firmemente sus credenciales medioambientales. Aquí es útil tomar el ejemplo de Irlanda en donde la agricultura, especialmente la exportación de carnes y lácteos, son una parte importante de la economía.
Una de las prioridades para Bord Bia, la organización que representa a la industria agrícola de Irlanda, ha sido mejorar y demostrar las credenciales de sustentabilidad de sus productos. Ahora, con un poco de ayuda de las estrellas locales de Hollywood, está haciendo que esto sea una parte importante de la comercialización internacional de bebidas y alimentos irlandeses. Esta estrategia está resultando rentable y las empresas irlandesas están ganando contratos internacionales en todo el mundo debido a la calidad y a la trazabilidad que ofrecen en toda la cadena de suministro.
Por supuesto, muchas empresas argentinas ya reconocen el valor que las credenciales medioambientales pueden tener en un mercado de exportación. La industria vitivinícola es uno de los sectores con más éxito a nivel internacional. Carbon Trust trabajó con un productor, Bodegas Salentein, para certificar la huella de carbono de su popular Portillo Malbec.
Oportunidad para el éxito
A pesar de todos los desafíos que el país enfrenta actualmente, Argentina sigue estando increíblemente bien posicionada posicionado a medio mediano y a largo plazo para aprovechar las oportunidades en un mundo limitado por los recursos y el carbono. El país cuenta con abundantes recursos naturales, minerales y metales, tierras agrícolas y potencial de energía renovable. Solo hay que asegurarse de que se los utilicen adecuadamente.
En muchos sentidos, el hecho de que se estáestar quedando por detrás de otras naciones en desarrollo en cuanto al crecimiento ecológico, inclusive de sus vecinos Brasil y Chile, incrementa aún más el potencial ya que el aumento de eficiencia desde un nivel inferior puede ser enorme.